La economía del Norte Amazónico gira, fundamentalmente, en torno a los recursos del bosque; en primer lugar la recolección y el beneficiado de la castaña. En segundo lugar se encuentra la explotación forestal maderable, mayormente proveniente de un total de 21 concesiones forestales, complementada con madera de fuentes ilegales. Especialmente en el área de influencia de Cobija, además existe una creciente importancia de la ganadería. Así mismo la agricultura de subsistencia, la caza y pesca forman partes fundamentales de los medios de vida en las comunidades campesinas e indígenas en el área rural.
En los siguientes párrafos se da una descripción resumida de las principales actividades productivas de la región.
La extracción de castaña
Desde los años 80, después de la caída final del mercado de la goma (Hevea brasiliensis), la castaña poco a poco ha ido tomando la posición del producto principal de la región. El valor de las exportaciones de castaña creció de US$ 3 millones en 1985 a US$ 30 millones entre los años 1996 – 1997, un nivel que se ha mantenido más o menos estable desde entonces.
En 2005 se exportó una cantidad total de almendras sin cáscara de 16,67 mil toneladas con un valor total de 69,93 millón US$.
De esta forma la castaña ha llegado a significar alrededor del 70% de los ingresos regionales y alrededor de 1,4% del BIP nacional (Datos Superintendencia Forestal 2006).
Para la región amazónica del país, la castaña ha obtenido una posición fundamental en la economía regional, generando 70% de sus ingresos. Bojanic (2001a) estima que 45% del potencial laboral de la región recibe empleo directo o indirecto de la industria castañera, y números de hasta 70% han sido mencionados para la ciudad de Riberalta donde se encuentra la mayor parte de las plantas transformadores en cuales grandes cantidades de personas, mayormente mujeres, se dedican a pelar y tostar las almendras y alistarles para la exportación. Cabe destacar que la distribución de los beneficios financieros es poco equitativo, con un ingreso anual promedio de unos 60.000 $US para los propietarios de los beneficiadoras, y entre 520 y 360 $US percibido por los zafreros y comunarios respectivamente. Así misma las pésimas condiciones de trabajo y la relación de dependencia vinculado al habilito han recibida fuertes críticas, con la identificación de un servidumbre por deudas.
Actualmente las principales áreas castañeras accesibles se encuentran en manos de los barraqueros, y en menor medida al interior de las concesiones forestales. Pero también las áreas ocupadas por las comunidades campesinas e indígenas constituyen una superficie importante para la recolección de castaña. Además hay que considerar que muchos campesinos e indígenas, durante la época de zafra complementan la recolección de castaña en su propia área, con trabajo como zafrero en otras partes de la región, abandonando temporalmente sus comunidades.
En otros casos, por ejemplo en las comunidades situadas dentro de la Reserva Natural de Vida Silvestre Amazónica Manuripi, las comunidades principalmente están ocupadas durante la época de zafra, mientras que el resto del año la mayoría de sus habitantes se dedican a diversas actividades en la ciudad de Cobija.
Estos flujos migratorios son una muestra de la importancia que tiene la castaña dentro de la vida de las familias rurales (ve también párrafo 6,3). La migración temporal obviamente lleva consigo fuertes consecuencias sociales. Así mismo mucho del trabajo relacionado a la cadena de castaña se realiza bajo condiciones deplorables y esquemas sociales frecuentemente caracterizados como un tipo de peonaje por deudas, sin una protección legal adecuada.
Frente esta situación desfavorable existen varias iniciativas que merecen ser destacadas, como las de las cooperativas COINACAPA y la CAIC.
Aunque no son suficientes para solucionar los problemas legales y sociales existentes, constituyen una alternativa ante el sistema social existente. Similarmente el gobierno ha iniciado acciones para incidir positivamente en la cadena de castaña a favor de los grupos menos favorecidos. Una de sus principales acciones es la creación de la Empresa Boliviana de Almendra y Derivados (EBA).
Mediante esta empresa el estado participa en la cadena productiva de la castaña, contribuyendo al equilibrio económico, social y ambiental a lo largo de esta cadena, con especial atención para la situación de grupos menos favorecidos como los campesinos e indígenas. Algunas de las acciones más importantes a nivel económico son la promoción activa de mercados de valor agregado, y una política que apunta a reducir el impacto local de las fluctuaciones del precio internacional, mediante cual se ha logrado asegurar que los recolectores de almendra reciben precios seguros, al contado y sustancialmente más altos para su producto.



El aprovechamiento de madera
En Bolivia la explotación de madera a escala industrial se realizaba inicialmente en Santa Cruz.
Recién desde los años 80 esta actividad se desplazó al norte boliviano. En 1995 el Centro de Desarrollo Forestal implementó el Plan de Soberanía, a partir de cual se aprobaron contratos de largo plazo para otorgar concesiones forestales a empresas de otros departamentos, principalmente de Santa Cruz .
En el año 1999 el total de madera aserrada en la región alcanzó cerca de 150.000 m3, con un valor de exportación de unos $US 15 millones, donde destaca que en la región amazónica la producción incremento en un 137% entre los años 1992 y 1998.
Desde entonces, la madera ocupa una posición cada vez más importante en la región. A nivel mundial los mercados de madera están creciendo: el mercado asiático en los últimos años ha abierto nuevas oportunidades, pero también el mercado europeo y de los Estados Unidos sigue incrementando su demanda: la demanda desde los EEUU ha mostrado un crecimiento de 25% anual durante la última década.
En el norte Amazónico las principales especies aprovechadas son Roble (Amburanacearensis), Mara (Swietenia macrophylla), Cedro (Cedrela odorata y C. fissilis), Aliso (Vochysia vismiifolia), Palo María (Calophyllum brasiliense), Ochoó (Hura crepitans), Cedrillo (Spondias mombin), Cerebó (Schizolobium parahyba), Amarillo (Aspidosperma parvifolium) y Cuta (Astronium lecointei) (Solíz y Aguilar 2005), pero en los últimos años la canasta de especies y entonces los volúmenes extraídos por hectárea se han incrementado.
Entre 1998 y 2006 se ha aprobado una cantidad de planes de manejo forestal para la extracción maderera en 1.650.039 ha en Pando, de cuales las concesiones constituyen un 65%. Solo un 14% de la superficie bajo plan de manejo cuenta con certificación forestal.
Además se estima que un 50% del total de la madera aprovechada proviene de fuentes ilegales.
La ganadería
La producción ganadera en la región amazónica principalmente se basa en ganado de carne.
En Pando apenas puede cubrir el mercado local (CIPCA en elaboración). En la Provincia Vaca Diez se estima que cubre un 25% de la demanda (com. pers. Sonnenschein). En Pando existen 230 establecimientos ganaderos pequeños (de 1 a 100 cabezas), 90 medianos (101 a 500 cabezas) y 22 grandes (superior a 500 cabezas), con un promedio de 180 cabezas por propiedad (CIPCA en elaboración).
La Asociación de Ganaderos de Riberalta manejó otra clasificación indicando que de los 65 socios, 5% tiene más de 5000 cabezas, 15% maneja menos de 500 cabezas y el resto (80%) tiene un número de cabezas de ganado entre 500 y 5000. En total incluye un total de 22.860 cabezas en el municipio de Riberalta y otras 30.000 cabezas en las provincias Yucuma y Ballivián (HAMR en elaboración).
La mayoría de los propietarios de las estancias en estas últimas dos provincias residen en Riberalta y frecuentemente cuentan con áreas relativamente pequeñas en los alrededores de esta ciudad para el engorde final y para evitar problemas de transporte en la época de lluvia.
Especialmente en la Provincia Vaca Diez de Beni y la Provincia Nicolás Suárez de Pando, se puede constatar un crecimiento veloz de la ganadería, y consecuentemente un aumento en los niveles de deforestación (Corredor Norte 2006). Aunque en este sentido aún se puede constatar un enfoque de extensificación de la ganadería, en los últimos años han incrementado los intereses del sector de intensificar su producción hacia un mayor rendimiento por hectárea.
Sin embargo, hasta la fecha hay solo dos cabañas en el municipio de Riberalta que realizan mejoramiento genética con inseminación artificial. Para las lecherías hay avances en el uso de alimentos suplementarios, basados en afrecho de maíz, torta de almendra y bagazo de caña.
Otros ganaderos traen melaza y cascarilla de soya desde Santa Cruz. La asociación de ganaderos de Riberalta indica una producción de aproximadamente 1000 litros de leche por día, con una demanda insatisfecha y una comercialización bastante informal, por falta de una planta procesadora de leche en la región.

La agricultura
La agricultura realizada en la región es principalmente una producción a pequeña escala por familias campesinas e indígenas. Entre los productos más cultivados se encuentran el arroz, la yuca, el plátano y el maíz. Por lo general más de la mitad de la producción es destinado al consumo familiar, los excedentes de la producción siendo comercializados en los mercados de las principales ciudades de la región. Se trata de una producción de rosa, tumba y quema, con inversiones mínimas en tecnologías modernas.
Los biocombustibles se están promoviendo como una fuente de energía menos nociva para el clima y, en todo el mundo, los inversionistas están tornando su atención a este sector. Ahora todavía soya y caña de azúcar para producción de biodiesel, pero hay varias iniciativas de promover especies de palmeras para la producción de aceites como bases para biodiesel.
Especialmente en Brasil y Perú se está implementando plantaciones de palmeras como la palmera aceitera y la pupuña con buenas expectativas en términos de producción lo que implica acceso a inversión extranjera. No obstante, la implementación de las plantaciones ha generado varios conflictos con pobladores locales por la tenencia de tierra, y en consideración de los impactos ambientales negativos de este tipo de plantaciones. En países del sud-este de Asia como Indonesia y Malasia en efecto las plantaciones de palmeras para la producción de aceite para biodiesel han generado similares efectos desastrosos como la soya y caña en Brasil.
Considerando estos impactos negativos muchos actores de la región norte amazónica de Bolivia han expresado su preocupación acerca de la implementación de una agricultura con monocultivos en la región. Frecuentemente argumentan que los suelos de la Amazonía no son aptos para la agricultura mecanizada. No obstante, existen algunas experiencias promisorias con la recuperación de áreas degradadas utilizando maquinaria que requieren de un mayor análisis para hacer una evaluación más seria de la viabilidad y los posibles impactos negativos de este tipo de agricultura.
La caza y pesca
Las actividades de caza y pesca principalmente son realizadas con enfoque de satisfacer la demanda familiar. Especialmente para las familias en el área rural los mamíferos, aves y peces extraídos de los ecosistemas naturales constituyen la principal fuente de proteína animal.
Los animales más comúnmente cazados son el jochi pintado (Cuniculus paca), el jochi colorado (Dasyprocta variegata) y la pava (Penelope jaqcuacu), complementados con taitetúes (Tayassu pecari), ardillas (Sciurus cf. boliviensis), huasos (Mazama americana), tatúes (Dasypus novemcinctus), toranzos (Cebus libidinosus), manechis (Alouatta seniculus), perdices (Tinamus guttatus) y loros (Amazona farinosa y A. ochrocephala), entre otros. En un estudio en 6 comunidades de la región, Calderón (2008) establece un promedio de 9.486 Kg de animales cazados por comunidad, que implica un aporte de 1581 kg de carne. El 72% de esta caza fue programada.
Así mismo la pesca es una actividad que constituye una contribución grande a la obtención de proteína por las familias de las comunidades. Especialmente en comunidades con acceso a ríos, arroyos y lagos mayores, la pesca es uno de los principales fuentes de proteína animal.
Solo en un limitado número de comunidades algunas familias han convertido esta actividad en su principal medio de vida mediante la venta de pescado congelado o charqueado en los mercados de los centros urbanos. En la mayoría de los casos esta actividad es realizado bajo un sistema de habilito donde un comerciante mayorista provee un adelanto para la adquisición de los materiales y especialmente el hielo y el transporte.
Aunque no existen datos claros acerca de los volúmenes pescados, claramente es un rubro importante y con mucho potencial para la economía regional.


Aprovechamiento de Productos Forestales No-Maderables
Los PFNM representan una alternativa de uso de los bosques que viene ganando importancia. Fuera de la castaña existe una gran variedad de especies no maderables que son explotadas a pequeña escala, como el motacú, sangre de grado, chuchuhuaso, paquío, cusi, majo, cacao silvestre, copaibo, siringa, cayú y pupuña.
La importancia de estos PFNM tiende a ser subestimado, porque en lo general no son comercializados por mercados oficiales, y consecuentemente no aparecen en estadísticas económicas nacionales (la castaña formando una clara excepción).
Como resultado, los PFNM generalmente son olvidados en la elaboración de políticas y planes de desarrollo. No obstante, para el sustento de los habitantes del bosque los PFNM constituyen una fuente importante de alimentación, cobija, materiales y herramientas de trabajo, alimentación para animales domésticas y medicinas. Además su comercialización genera ingresos financieros para las personas involucradas en su extracción, procesamiento y/o comercialización.
El trabajo relacionado al aprovechamiento de PFNM en muchas ocasiones tiene un potencial interesante en consideración de las condiciones en las regiones rurales tropicales, y la extracción puede constituir una alternativa viable y sostenible a otras actividades productivas como la extracción de madera y la ganadería. El aprovechamiento de muchos PFNM puede ser realizado sin grandes impactos ambientales negativos, mientras que se preserva el funcionamiento y la biodiversidad de los ecosistemas.
Considerando las ventajas mencionadas, numerosas iniciativas han intentado promover el aprovechamiento de una gama a PFNM, variando de iniciativas comerciales individuales hasta grandes proyectos de promoción de producción en el marco del biocomercio internacional.
Aunque los logros concretos aún parecen limitados al lado de las frecuentemente altas expectativas, hay un clara tendencia de crecimiento en el número de ejemplos concretos de un aprovechamiento de la biodiversidad con beneficios reales para la población rural.
No obstante, aún falta mucho hasta que estas iniciativas verdaderamente se convierten en oportunidades productivas efectivas para la región en general.
La agroforestería
En las últimas décadas un creciente número de familias campesinas e indígenas ha adoptado la agroforestería como actividad complementaria a los medios de vida tradicionales. Con el apoyo de ONG’s como CIPCA Norte e IPHAE se ha implementado sistemas agroforestales (SAF) que combinan los cultivos anuales y árboles frutales perennes como el cacao y el cupuazú y árboles maderables para permiten la conversión de áreas degradadas en sistemas productivos.
Aunque el éxito de estos sistemas es limitado por los relativamente largos tiempos de inversión de tiempo antes de la producción, y las amenazas en forma de incendios, inundaciones y sequías, con el tiempo cada vez más familias están logrando obtener beneficios financieros concretos que en varios casos sobrepasan significativamente los ingresos de otras alternativas productivas.
Así mismo los SAF generan importantes beneficios a nivel social y ambiental que en su integralidad para las familias productoras implican una oportunidad de invertir en sus activos (recursos y capacidades) de medios de vida. De esta manera la agroforestería no solamente constituye una actividad complementaria viable, pero incluso implica una estrategia de diversificación de sus medios de vida que les permite salir de la pobreza y de la situación de dependencia y habilito que caracteriza la región.
